viernes, 16 de diciembre de 2011

The Great Gig in the Sky

"And I am not frightened of dying, any time will do I don't mind. Why should I be frightened of dying, there's no reason for it you've got to go sometime"

Ha sido inevitable, lágrimas han salido de mis ojos luego de ver ese video, ahora me pregunto ¿por qué he demorado tanto tiempo en descubrir esta buena música?

La mayoría de grupos que me gustan tuvieron lugar en el amplio y flexible marco que comprende la música mucho antes de que yo naciera, y hoy, esta noche, compruebo que el mejor concierto que se ha dado en el mundo, fue dado cuando tan solo yo tenía cuatro años de edad (¡Qué injusticia!). No tengo la culpa de haber nacido a inicios de la década de los noventa, pero hubiera sido de gran ayuda nacer antes.
Hace unos cuantos meses empecé a escuchar a Pink Floyd, sí, a mis veintiún años recién me he puesto a escuchar a esa legendaria banda (¡Qué vergüenza!). No ha sido necesario que pase mucho tiempo para comprobar que es una de las mejores bandas de todo el mundo, que he escuchado en mi vida, al punto de creer que no estimo que exista otra banda que se le pueda comparar, y tendrá que pasar mucho tiempo para que esa presunción cambie, Pink Floyd solo hay y habrá uno.
Recuerdo que un muy buen amigo hace unos cuantos años atrás, me enseñó un poco de la música de Pink Floyd pero como yo aún era un adolescente tonto y despreocupado, no supe apreciar y valorar la magnitud de esta tremenda banda británica. Ahora que no puedo pasar los días sin escuchar al menos una de sus canciones, comprendo lo lejos que estaba de mi sueño de ser un music lover, y lo estúpido que fui por no hacer caso a las sugerencias y consejos de este buen amigo (lo mismo pasó con varios grupos que él quiso que yo escuchara y que ahora son mis héroes de la música).
Es una noche medianamente cálida en San Miguel, es sábado y no he salido a tomar un par de tragos porque se acercan mis exámenes finales en la universidad y creo que esa es una buena excusa para quedarme en casa y revivir mi espíritu ermitaño, debería estar estudiando, pero cómo poder hacerlo si Pink Floyd es una grata y reconfortante distracción, no me molesta para nada. Afortunadamente alguien, no sé quién ha cargado a Youtube la grabación completa en video del concierto PULSE de Pink Floyd, grabado en Earls Court en 1994. Este concierto me atrapa de pies y manos y me impide dejar de verlo siquiera por un segundo, puedo pasar horas de horas, días y días, viendo repetidamente el mismo concierto, es como una droga.
A pesar que tengo el disco en audio de dicho concierto, no es lo mismo disfrutarlo viéndolo completo. Todo iba bien, la música de Pink Floyd hacia lo suyo, y yo lo mío, esto es, su música sabia entretenerme y enamorarme y yo sabía corresponderle con respeto y fidelidad, hasta que el marcador del video apunta 1:27:53 y el teclado de The Great Gig in the Sky empieza a sonar sutilmente, me gusta mucho esta canción y me emociona la espera de saber quién y cómo es la dueña de esa voz prodigiosa que le da vida a ese himno. 1:29:00, las luces vuelven rojo todo el escenario y ella ruge; por poco me he desplomado, es una mujer delgada, rubia y delicada, pero su voz no lo es para nada, su voz es feroz como de alguien con apetito voraz, su voz hace que se me paren los pelos de los brazos, se me erice la piel, y que la ame con todo mi corazón, como quien ama a su hijo o a su madre, un amor verídico. No sé quién es, no tengo idea de su nombre, solo sé que es la dueña de la voz más bella que en mi vida he escuchado, me he enamorado de ella, de esta mujer desconocida de la cual solo puedo tener conmigo el vivido recuerdo de su canto, su figura delgada y su voz contagiante (aunque suene redundante).
1:20:53 ella grita mucho más fuerte, tanto que no puedo creer que esa voz tan estridente pueda salir de su frágil cuerpo, y lágrimas salen de mis ojos. Lloro como un niño, como un bobo romanticón, como un tonto enamorado, su voz me ha capturado locamente al punto exagerado de llorar, nunca me había pasado algo parecido, ella se ha convertido en mi amor platónico, pero yo lo que más deseo es poder escuchar su voz a cada momento, para siempre, toda la vida ¡Cuánto daría por escuchar su voz en vivo! No me importa saber quién es, su identidad es secundaria con tal que nunca deje de cantarme cuando yo lo necesite. A pesar de que David Gilmour, Nick Mason y Richard Wright están también en el escenario, ella, la mujer delgada y desconocida, con su perfecta voz se adueña del lugar, y hace más bien que los demás se vean o resulten secundarios, como adheridos, su voz lo dice todo.
Después de ella dos mujeres más continúan con la canción, no digo que lo hagan mal, pero sin lugar a dudas no tienen la dicha de poseer cierta voz tan bella como atrayente que me ha hecho sucumbir en un llanto tan real como inverosímil. Repito una y mil veces solo la parte en que ella canta, y ello me pone de buen humor, así se hace ya muy tarde y lamentablemente debo ir a dormir, pero regresaré al día siguiente (aunque ya es domingo) a escuchar las veces que sean necesarias su voz, la misma performance, The Great Gig in the Sky, Pink Floyd, Pulse, es lo único que hay que saber. Gracias.












Diego Urbina L.
Diciembre de 2011.

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